Cultura de la prevención
POR: Alfonso Alberto González Fernández
Es preocupante que aún continuemos padeciendo unos más que otros, pero sufriendo todos al fin, que durante esta temporada denominada de lluvias, se mantenga sin resolver las patologías que ella nos trae.
A pesar de no ser considerada como algo estacional, tal como conocemos a las otras, se presenta de manera cíclica y recurrente, valga la cacofonía, durante un plazo de tiempo perfectamente determinado por los especialistas y las estadísticas.
Lo que aún sigue siendo impreciso es la actitud de sorpresa, socarronería y abundancia de argumentación con la que se manifiestan a través de cualquier cantidad de medios, quienes tienen la responsabilidad de aplicarse en evitar que eso ocurra, siendo lo más chistoso del caso, que además se les pague sin cumplir.
Para tratar de comprender el punto exacto del asunto, debemos aclarar que nos referiremos a tres fases que corresponden a los sucesos: (1) algo es preventivo, cuando se realizan anticipadamente todas las actividades de manera sistemática, es decir, siguiendo las pautas de un esquema debidamente gestionado, cuyo fin es el de evitar al máximo la ocurrencia de fallas de cualquier naturaleza.
Lo que es correctivo (2), se realiza después que la falla se haya presentado sin excluir o soslayar lo que pudiera presentarse a pesar de las consideraciones, ya que nada es infalible, pero debe tenerse la capacidad de respuesta inmediata ante la eventualidad.
Existe otra circunstancia que puede ser observada y es la que corresponde a una emergencia (3) la cual deberá atenderse diligentemente, no dejando de revisar posteriormente lo que pudo ser su origen, ya que lo previsible es evitable y sino, deberá corregirse y/o aplicarse responsabilidades según corresponda.
Mucho menos podemos aceptar o culpar a la naturaleza por los fenómenos naturales, pues precisamente para eso están las autoridades, quienes deben apoyarse primeramente en la normatividad correspondiente y en especialistas a la hora de obsequiar permisos o realizar obras que no incluyan las mitigaciones de los impactos.
SERVICIOS.
A las actividades exclusivas del Estado, organizadas conforme a disposiciones legales y reglamentarias, con el fin de satisfacer de manera continua, uniforme y regular las necesidades de carácter colectivo, es decir, de interés general y que son ejecutadas por medio de la administración pública, las conocemos como servicios públicos.
Este tipo de servicio en particular posee una característica única y distintiva denominada consistencia, la cual se entiende como estar dotadas de calidad suficiente que las haga mantenerse ofreciendo el mismo nivel de servicio de forma constante y continua a lo largo del tiempo, dando soluciones y respuestas efectivas a las necesidades de los usuarios, excluyendo dar excusas porque desafortunadamente no fueron dotadas de voz.
La calidad de los servicios públicos es intangible, pero se percibe al momento de recibirlos con la exigencia de ser una prestación oportuna y eficiente en todo momento y ante cualquier eventualidad, además de ser un derecho por el que cada ciudadano paga a través de sus impuestos.
EVALUACIÓN
El establecimiento de modelos o parámetros para revisar el cumplimiento de la calidad de los servicios debe estar dentro de los programas de administración que toda institución responsable deba tener con el fin de conocer su nivel y rumbo.
“La calidad de los servicios tiene que ser evaluada públicamente, porque si público es el servicio, pública deberá ser también su evaluación de calidad”
Alfonso A. González Fernández
La calificación de la calidad en un servicio no se decreta ni se impone, como tampoco viene en los discursos, entrevistas o notas que se difundan por los medios, sino que debe verse como la respuesta al reflejo de la cultura que se tiene, y el nivel de cumplimiento de las metas que fueron anticipados.
Lo anterior corresponde a esta nueva sociedad cuyo dinamismo y actitud, deben diferenciar e impulsar la innovación, hacia un nuevo modelo de ciudad en donde se aspira vivir, con mejores condiciones de satisfacción y bienestar tendientes a la excelencia.
Su participación activa, alienta a ser mejor cada día, al mismo tiempo que genera altas presiones de exigencia, que afortunadamente presentan un solo detalle, estar basada en algo elemental y que por derecho le corresponde, lo cual es pagar sus impuestos o reclamar los ofrecimientos que le hicieren en campaña.
Calificar y evaluar son tareas importantes, porque suponen revisar y medir lo planeado, permitiéndonos contrastar nuestros resultados, inclusive comparar entre otras localidades, intercambiar experiencias y, sobre todo, hacer los ajustes necesarios, ya que solamente así podrá ser considerada legítima, integral, transparente y objetiva.