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EXPEDIENTE | TRASFONDOS DE LA “REBELIÓN” EN EL CONGRESO

Pocos o casi nadie se han tragado el cuento de que por la “defensa del pueblo”, la bancada de Morena y del PVEM en el Congreso del Estado están a un paso de romper con la gobernadora Layda Sansores por el tema de la deuda pública de mil millones de pesos que pretende contratar.

Argumentar que se oponen a la aprobación de la deuda pública “para no dañar al pueblo”, es una postura eminentemente demagógica, pues ya lo han dañado antes. No solo por el caso de las y los policías despedidos injustamente hace más de un año, sino por solapar la ineptitud de la secretaria de Protección y Seguridad Ciudadana, Marcela Muñoz Martínez, entre otras razones.

Si de verdad están interesados en defender al pueblo, los diputados de Morena y del PVEM deberían exigir la destitución de Marcela Muñoz y de todos los funcionarios foráneos que no han dado resultados pero que sí se han despachado con la cuchara grande con el presupuesto público. Y de paso, solicitar el cese de Jorge Luis Lavalle Maury que tampoco funciona, y quien sí tiene antecedentes penales por corrupción. Es la antítesis del dicho obradorista de “no mentir, no robar y no traicionar”.

Pero todo apunta que se trata de una simulación más, e incluso de un intento de chantaje.

La escenografía montada por el coordinador de la bancada morenista Antonio Jiménez Gutiérrez para poner detrás suyo a todos sus diputados leales –los de Morena y los del PVEM–, más que mostrar fortaleza o respaldo a su pronunciamiento, fue en las formas, una especie de blindaje con un mensaje claro de Toñito: ‘no estoy solo por si se intentan represalias’. Solo una pregunta; ¿por qué no se alinearon también los dos diputados del PAN si ellos también están maiceados?

Tener detrás suyo a los diputados de Morena y del PT le garantiza a Jiménez Gutiérrez que no será defenestrado, porque se necesitaría el voto de la mayoría de los integrantes de su bancada y, al parecer, casi todos se encuentran con él. Pero si rememoramos los modos como este Gobierno ha cooptado y sobornado a los opositores débiles, podríamos pensar que los días de Antonio como líder parlamentario, y como presidente de la Comisión de Gobierno y Administración del Congreso del Estado, están contados.

Pero hay otros temas que se ocultan detrás de esa rebelión simulada. La más importante es que se avecina el proceso sucesorio, y tanto Antonio Jiménez como las y los diputados que lo respaldan se han manifestado al menos en lo personal, con la precandidatura de Pablo Gutiérrez Lazarus, lo que en lenguaje llano y simple quiere decir que no van a aceptar la imposición de Elisa María Hernández Romero como la abanderada.

Saben que Liz Hernández no garantiza el triunfo, menos ahora que, según la más reciente encuesta de Demoscopia Digital, que cada mes monitorea el movimiento de las preferencias electorales, le concede a Morena una ventaja de menos de 7 puntos frente a Movimiento Ciudadano.

Lo otro son las investigaciones contra Antonio Jiménez. Hay evidencias del enriquecimiento inexplicable –vehículos, casa de playa, inversiones, negocios—y del gran nepotisimo que impera en el Congreso, con familiares suyos manejando el presupuesto. En estos momentos, decir que Toñito es corrupto, resulta un pleonasmo.

Pero nada va a pasar. Los diputados de Morena y del PVEM, así como los del PT y el PAN aprobarán sin chistar la contratación de la deuda pública, y no le cambiarán ni una coma a los proyectos de Presupuesto de Egresos y Ley de Ingresos que les envió la gobernadora Sansores, con todo y que hay recortes por todos lados, y que se va a destinar más dinero a promover la imagen de la mandataria, que a fomentar el turismo o a proteger el medio ambiente.

El episodio y el discurso en “defensa de los pobres” quedará solamente como un berrinche, o como un intento de reconquistar las simpatías populares que han perdido todos los diputados de Morena, por el entreguismo, servilismo y lambisconería que los ha caracterizado en esta y en la anterior Legislaturas.

Lo que nadie podrá ocultar, sin embargo, es que al fin los diputados de Morena y del PVEM se dieron cuenta que este Gobierno de la señora Sansores no funciona, no hace las cosas bien, y lo más grave: que miente, traiciona y engaña al pueblo. Lo dijo así Toño Jiménez y lo respaldaron quienes se colocaron a su espalda mientras leía y releía su discurso.

Y eso, independientemente del desenlace de este montaje, sí es grave para la gobernadora y es una invitación al pueblo para que deje de creer en las mentiras del Gobierno que encabeza Layda Sansores. Ha decepcionado hasta a sus diputados y eso sí enchila a cualquiera. Seguiremos con el tema.

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