Opinión

EN LAS TRIPAS DEL JAGUAR | 26 DE MAYO DE 2025

IMPARABLE OLA DE INSEGURIDAD

Justo presumía la comandanta de las estrellas inventadas, Marcela Muñoz, que Campeche era seguro, cuando vuelve a presentarse otro incidente sicarial. Dos individuos en motocicletas balearon a una persona en El Sinaí. Un familiar de la victima, harto de la violencia cotidiana señaló que “toda esta gubernatura el tema ha sido la policía y juntos son un mierderío”.

Desde luego, a través de las redes sociales muchos campechanos reclamaron a la secretaria de Seguridad: “Dejé de hablar mamada… ¿por qué miente?… desde que llegaste se dispararon los asesinatos… la delincuencia esta en su corporación policiaca… llevas mas escolta que la presidenta… ya le pegó la loquera Layda… vive en su mundo…”

Y mientras los campechanos están hartos de la creciente ola de criminalidad, los diputados locales de Morena, PT y PVEM protegen la ineptitud y los abusos de la secretaria de Seguridad, e impidieron que vaya al Congreso del Estado a rendir cuentas. ¿Pues a quién representan, al gobierno o a los ciudadanos? ¿Pues no que primero el pueblo? ¿Quién los entiende?

SIN ACLARAR VÍNCULOS CRIMINALES.

 Los campechanos siguen esperando una explicación de la goberladrona Layda Sansores, por la vinculación que se le ha hecho en los últimos meses con grupos criminales. Primero fue la periodista investigadora Anabel Hernández quien aseguró que Sansores, junto con otros ocho mandatarios, recibieron dinero del huachicol fiscal para financiar sus millonarias campañas de 2021 y que las evidencias estaban integradas en el expediente de una denuncia presentada en Nueva York, USA.

Un par de meses después, el editorialista de El Universal, Salvador García Soto, en su columna Serpientes y Escaleras, confirmó que el Departamento de Estado norteamericano elaboró una “lista negra” con los nombres de al menos 44 políticos mexicanos, entre ellos el de Layda Sansores y siete gobernadores más, porque consideran que colaboran o se benefician de los cárteles de droga.

La goberladrona no ha comentado nada respecto a las gravísimas acusaciones, tampoco los denunció por violencia política de género, daño moral, delito de odio o difamación, como acostumbra hacer con sus críticos. Algo debe haber de cierto en los señalamientos, que ha preferido callar, aunque no sería la primera política que con tal de escalar a una gubernatura haya vendido su alma al diablo. Desde que el río suena, es que agua lleva…

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