EXPEDIENTE | 100 DÍAS PERDIDOS. Y VIENEN MÁS…
El martes pasado “celebró” la gobernadora Layda Elena Sansores San Román las primeras 100 emisiones de su ridículo show de los martes, y amenazó con que vendrán 100 más. Uay. Qué desparpajo.
Habrá que admitir que su “Martes del Jaguar” es el único programa realizado y financiado totalmente por su Gobierno. Le han dedicado producción, edición, atención, esmero, planeación, diseño y cierta creatividad, aunque los resultados obtenidos sean nefastos, como todo lo que hace la mandataria.
Fuera del “Martes del Jaguar” no se le conoce otra obra o programa social al Gobierno de Layda Sansores, como ella misma admitió en uno de los dos audios difundidos el domingo anterior, y en donde se expresa fuertemente contra el presidente López Obrador y admite que están en riesgo de perder las elecciones.
Su show semanal es inútil, improductivo, innecesario, ridículo, burlesco, divisionista, deformante, mentiroso y polarizante, por decir lo menos. Layda Sansores ha perdido no menos de 200 horas-Gobierno por dedicarse a conducir un bazofiento programa de cero beneficio colectivo.
Sólo ha servido para que la gobernadora acumule demandas legales por los constantes excesos en que incurre al atacar a sus adversarios políticos o a sus críticos, lo que la obliga a destinar otras tantas horas-Gobierno y recursos públicos para defenderse. En síntesis, nos cuesta carísimo su ridículo programa.
Es cierto que tiene derecho a ejercer su libertad de expresión y defenderse de los ataques, pero a lo que no tiene derecho es a destinar recursos públicos y personal humano adscrito al Gobierno del Estado para producir y difundir su mamotreto programa. Bien lo pudieran dedicar a actividades productivas que beneficien a la comunidad.
Si a esas por lo menos 200-horas-Gobierno que ha dilapidado impunemente en frivolidades, mentiras y quejas, les sumamos los cientos de horas en que se ha dedicado a viajar por el país y el extranjero por actividades partidistas y personales, entonces se fortalece la percepción ciudadana de que tenemos una gobernadora ausente, fodonga porque no trabaja, irresponsable porque no está concentrada en las funciones para las que supuestamente fue “electa” e ineficiente porque no aporta resultados, progreso o crecimiento. En resumen, no atiende las demandas del pueblo.
Dice Layda Elena que usa su programa para “informar” a la ciudadanía sobre sus actividades. Nosotros le corregimos la plana y precisamos que no sirve para “informar”, sino para mentir, tergiversar, difamar, autovictimizarse, etcétera.
Porque si se trata de “informar”, Layda Elena habría explicado a su raquítica audiencia qué fue a hacer a Barcelona, España, la semana pasada, como se evidenció en diversos videos difundidos ampliamente por las redes sociales. ¿Y por qué sus constantes viajes a Guatemala?
¿Porqué no le informó al Congreso que iba a salir del país? ¿Con qué dinero pagó sus boletos de primera clase? ¿Exactamente a qué fue a España? ¿Y a Guatemala? Que no se le olvide que —teóricamente— Layda Elena es empleada del pueblo, y al pueblo debe servir e informar. Así que estamos esperando su reporte.
Aún más ¿por qué no habló de los audios filtrados el pasado domingo y en donde dice que la obligan a devolver a la Federación el presupuesto y admite que podrían perder la elección?
¿Por qué esos audios no los incluyó en esa ridícula sección, en donde intenta defender lo indefendible y califica como “fake news” lo que el pueblo campechano comprueba con ojos y oídos todos los días, como por ejemplo, la grave inseguridad y la corrupción de su Gobierno?
¿Pedirán los partidos que la sancionen por haber violado la ley al revictimizar una vez más en su programa a los amigos de los delincuentes armados, Jamile y a su pareja Rafita (a quien por cierto y con toda ridiculez hizo “gobernador” sin más mérito que sus antecedentes de narco menudesta), con fines electorales? ¿Tan pésima está la aceptación popular de Jamile en el electorado que no se cansa de presentarla como heroína del amor en eventos públicos?
El Martes del Jaguar no es un programa para informar al pueblo, sino para intentar manipularlo. Aunque realmente cuenta con tan escasa audiencia (no más de 300 en su más reciente edición), que hay que admitir que su impacto sigue siendo nulo… como el Gobierno de Sansores.