PEMEX NO CUMPLIRÁ PROMESA
Si alguna prueba faltaba para confirmar nuestra aseveración de hace dos semanas de que la gobernadora Layda Elena Sansores San Román y el director de Petróleos Mexicanos, Octavio Romero Oropeza, mintieron a los proveedores de bienes y servicios de Ciudad del Carmen, con que en breve les pagarían, nos la proporcionó el periódico capitalino Reforma.
Pemex Refinación, informa, registró en 2020 la mayor pérdida anual, al alcanzar la suma de 263.9 mil millones de pesos. Pero no queda ahí. En los últimos cinco años de operaciones, o sea, durante la Administración de Andrés Manuel López Obrador, ha perdido más de 800 mil millones de pesos. El desastre.
La gravedad de la situación que vive la paraestatal petrolera mexicana es aún mayor. Sus viejas plantas de refinación constituyen serios problemas de contaminación, y el pugilato en el arranque de las campañas por la Presidencia se centró en la discusión sobre la conveniencia de cerrar dos.
Son pequeños los márgenes de ganancia que en el mundo deja el negocio de la refinación, que debe operar con alta eficiencia, advierte Carlos Ramírez, consultor económico de Integralia. De esa eficiencia, recalca, dependen los márgenes o las diferencias entre ganancias y pérdidas.
Las refinerías de Pemex son viejas y sus equipos, como consecuencia, carecen de tecnología avanzada o de última generación para poder operar eficientemente. Y aquí lo interesante del asunto. ¿Y la refinería de Dos Bocas, Tabasco, construida con presupuesto tres veces mayor al previsto inicialmente, en qué condiciones se encuentra?
Puede analizarse a profundidad la crisis en la paraestatal. Se tiene información general para considerar que se encuentra en agonía, y que es inviable el cumplimiento de sus compromisos internacionales, por lo que los nacionales quedan en segundo plano.
El periódico capitalino El Universal nos complementa que las refinerías acumulan en dos décadas pérdidas de tres billones 77 millones de pesos. Ergo, no hay ganancias, y menos inversión.
Por eso lo censurable de la promesa de Romero Oropeza y Sansores San Román de pronto pago a los proveedores de bienes y servicios asentados en Carmen.
¿Por qué un nuevo cómplice engaño de la gobernadora? ¿Por qué no habla con honestidad, seriedad y realidad? ¿Por qué no desmiente que la “histórica” promesa de pago es mentira? ¿Por qué el tautológico afán de sostener falsedades?
Aún más, ¿su Gobierno ha empezado a prever los conflictos obrero-patronales que pueden derivarse de esa crisis, que llevarían incluso a la ingobernalidad de la Isla? Mantener engañados a los proveedores es ruin, antiético, falso y cobarde. Pero es práctica común en los morenistas, que por eso enfrentan serios conflictos en las entidades que supuestamente gobiernan.
Por si algo faltara, la gobernadora Sansores debe reconocer que la Administración de su admirado mesías ha llevado al país a una situación financiera muy peligrosa. Especialistas en temas fiscales, económicos y financieros alertan que no hay recursos para satisfacer necesidades en salud, educación y seguridad en el corto plazo y el futuro del país se ve sombrío.
Para sostener que es gravísima la crisis de Pemex, el periódico capitalino Reforma nos muestra una radiografía de su situación en su edición del pasado 19 de marzo. En 2013, informa, los intereses por el pago de su deuda fueron de 58 mil 517 millones de pesos y en 2023 crecieron hasta 153 mil 957 millones.
Durante el sexenio López Obrador ha crecido la deuda con proveedores de 149 mil 843 millones de pesos a 297 mil 078 millones. El incremento es del 98.3 por ciento.
Las pérdidas en las refinerías entre 2019 y 2023 representaron 800 mil millones de pesos. Cayó la producción petrolera de 1.7 a 1.6 millones de barriles por día. Un total fracaso de la gestión de Octavio Romero Oropeza, ingeniero agrónomo doctorado por López Obrador en la especialidad de temas petroleros.
Pero para combatir el pesimismo, ese mismo día el Presidente López Obrador en el periódico La Jornada asegura que en el rescate de Pemex se siguió la estrategia correcta. Uta madere. ¿Y si no hubiera sido así? ¿El suicidio?
Que los proveedores de Pemex en Ciudad del Carmen no abriguen esperanzas. Romero Oropeza y Sansores San Román les han dado de nuevo atole con el dedo a los empresarios de esa “pinche islita”. Cuidado.