Opinión

GRAMSCI Y ALTHUSSER: UN GELATO Y LA REVOLUCIÓN SAMI

Por: Victor Collí Ek

La Plaza San Marcos resplandece bajo el sol vespertino. Las palomas revolotean entre los turistas mientras las cúpulas doradas de la Basílica reflejan los últimos rayos de luz. Antonio Gramsci, con su característica barba y mirada intensa, se acomoda en una pequeña mesa del café Florian. Frente a él, Louis Althusser, impecable con sus gafas de marco grueso, observa con curiosidad académica el bullicio de la plaza. Ambos sostienen gelatos que se derriten lentamente.

GRAMSCI (dando una cucharada a su gelato de pistaccho, sus ojos brillando con emoción): Louis, amico mio, ¿has visto lo que acaba de pasar en Finlandia? Tres niñas samis han logrado algo extraordinario. Golpea la mesa con entusiasmo ¡Han roto la hegemonía estatal sobre la narrativa territorial!

ALTHUSSER (ajustándose las gafas, su expresión pensativa mientras observa las torres de la catedral): Antonio, siempre tan apasionado… sonríe levemente Pero sí, es fascinante desde una perspectiva estructural. Lo que vemos no es solo una victoria legal, sino una crisis en los aparatos ideológicos del Estado finlandés. Pausa para saborear su stracciatella La interpelación ideológica falló.

GRAMSCI (gesticulando animadamente, casi derramando su gelato): ¡Exacto! Pero es más que eso, Louis. Esta es guerra de posiciones en su forma más pura. Durante décadas, los Estados nórdicos construyeron un sentido común donde “desarrollo sostenible” significaba extracción minera “responsable”. Se inclina hacia adelante Estas decisiones de la ONU están disputando ese sentido común desde las raíces.

ALTHUSSER (con una sonrisa irónica, observando cómo una paloma se acerca a su mesa): Sí, pero mira la estructura subyacente, Antonio. Finlandia pensó que podía usar su aparato jurídico-administrativo para legitimar la violencia extractiva. Fragmentaron el proceso: primero reservas “inocuas”, después permisos, finalmente extracción. Hace una pausa dramática Pero los comités desarmaron toda la arquitectura.

GRAMSCI (con los ojos encendidos, apuntando hacia la Basílica): ¡Y fíjate en la dimensión territorial! Estos dictámenes reconocen que la soberanía no es monolítica como esas cúpulas doradas. Señala hacia arriba Es dialéctica, plural. La siida de Kova-Labba no está pidiendo permiso para existir, está exigiendo reconocimiento de su soberanía preexistente.

ALTHUSSER (frunciendo el ceño mientras una brisa mueve los manteles): Pero aquí está lo verdaderamente revolucionario, Antonio. Tradicionalmente, el sujeto político se constituía a través de la interpelación estatal: “¡Eh, tú, ciudadano!” Imita el gesto de llamar Pero estos dictámenes reconocen sujetos políticos constituidos por fuera del aparato estatal. Las comunidades indígenas preexisten al Estado.

GRAMSCI (dando un puñetazo suave en la mesa, haciendo tintinear las cucharillas): ¡Precisamente! Es la inversión total del proceso hegemónico. Normalmente, el Estado coopta las demandas subalternas transformándolas en procedimientos burocráticos. “Sí, pueden opinar, pero decidimos nosotros.” Mueve las manos expresivamente Pero aquí, la consulta se vuelve constitutiva de la legitimidad estatal.

ALTHUSSER (mirando fijamente el campanario mientras reflexiona): Y la temporalidad, Antonio. Me fascina cómo introdujeron el concepto de “dimensión prospectiva del consentimiento.” Se quita las gafas para limpiarlas Es como si hubieran deconstruido la estrategia neoliberal de fragmentación temporal. No puedes dividir el proceso en etapas “inocentes” para evadir la consulta.

GRAMSCI (con una sonrisa astuta, saboreando su gelato): ¡Es transformismo invertido! Tradicionalmente, yo denunciaba cómo el Estado liberal absorbía las demandas populares vaciándolas de contenido revolucionario. Pausa para efecto Pero aquí, las demandas indígenas están transformando la estructura estatal misma. La consulta deja de ser cosmética.

ALTHUSSER (observando cómo los turistas fotografían la plaza): Lo que me inquieta, Antonio, es la dimensión intergeneracional. Estos dictámenes establecen que los niños indígenas deben ser consultados con metodologías específicas. Se inclina hacia adelante Están interpelando a las futuras generaciones como sujetos políticos activos, no como meros receptores de decisiones adultas.

GRAMSCI (con emoción creciente, gesticulando hacia la multitud): ¡Y ahí está la ruptura definitiva con el liberalismo clásico! El sujeto político liberal es individual, racional, presente. Se toca el pecho Pero el sujeto indígena es colectivo, relacional, intergeneracional. Es otra epistemología política completamente.

ALTHUSSER (con una expresión más sombría): Pero Antonio, seamos realistas. El capital tiene una capacidad extraordinaria de rearticulación. Pausa mientras observa las fachadas históricas Ya veo emerger el discurso del “extractivismo culturalmente sensible” o la “minería con perspectiva indígena.”

GRAMSCI (negando con la cabeza vigorosamente): ¡Ahí está tu pesimismo estructuralista, mon ami! Ríe Sí, el capital intentará cooptar, pero estos estándares son demasiado específicos, demasiado sustantivos. Exigen “consenso genuino,” “influencia real en las decisiones.” Enfatiza cada palabra No hay forma de vaciar eso sin convertirlo en otra cosa.

ALTHUSSER (sonriendo a pesar de sí mismo): Quizás tengas razón. Lo que veo emergiendo es una nueva forma de constitucionalismo que trasciende el marco westfaliano. Observa las torres que se recortan contra el cielo Soberanía plural, legitimidad relacional, derechos colectivos…

GRAMSCI (levantando su cuchara como si brindara): ¡Y lo más hermoso, Louis, es que viene desde abajo! No son las cortes supremas o los parlamentos europeos quienes están redefiniendo la soberanía. Sonríe ampliamente Son tres niñas samis que decidieron que su cultura vale más que el oro finlandés.

ALTHUSSER (contemplando el atardecer que tiñe la plaza de dorado): Es verdad. El constitucionalismo global está evolucionando por fuera de las estructuras formales del poder. Pausa reflexiva Quizás estemos presenciando el nacimiento de una nueva hegemonía, una donde los pueblos indígenas articulan un discurso universal sobre autodeterminación.

GRAMSCI (terminando su gelato con satisfacción): Y eso, caro Louis, es lo que hace que valga la pena todo este gelato derretido bajo el sol veneciano. Ríe mientras se limpia las manos La revolución siempre llega cuando menos la esperamos, desde donde menos la esperamos.

El sol se oculta detrás de la Basílica mientras ambos filósofos contemplan en silencio la plaza, sabiendo que han presenciado, aunque sea en papel, el amanecer de una nueva era constitucional.

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