EXPEDIENTE | ONEROSA LA INEPTITUD DE SANSORES
¿Cuánto costó, en términos monetarios, el bloqueo carretero que durante cuatro días realizaron habitantes de la Península de Atasta, en el Municipio del Carmen, para exigir la construcción de una subestación eléctrica?
Las cifras varían, pero independientemente de las pérdidas económicas que rebasaron los 100 millones de pesos por todo el producto que se dejó de comercializar por el retraso en la entrega de insumos, alimentos, medicamentos, combustibles, etcétera, además de las afectaciones a por lo menos 20 mil viajeros, lo más costoso, sin duda alguna, es haber confirmado, una vez más, que la ineptitud de la señora Layda Sansores es lo más dañino que le ha pasado a los campechanos, y ahora, hasta para los habitantes el resto de la Península de Yucatán.
Y es que hay que recordar que este conflicto debió haber sido resuelto desde hace casi tres años, pues fue el 10 de junio de 2022, cuando se firmó el convenio de donación de un predio propiedad del exdiputado Rosario Baqueiro Acosta, para construir una Subestación de CFE en la Península de Atasta.
El 15 de agosto de 2023, a falta de resultados concretos de su Administración, la perversa, nefasta y mentirosa Layda Sansores anunció en su asqueroso programa de los martes que su Gobierno había dispuesto 120 millones de pesos para la construcción de esa subestación.
¿Qué pasó con el dinero? ¿Qué pasó con la inversión? Si ese monto, 120 millones de pesos, se hubiera metido al banco a generar intereses, tal vez habría alcanzado no solo para construir la barda perimetral que este ineficiente Gobierno Sansorista mandó a hacer en el terreno donado por el exdiputado Baqueiro, sino para la instalación de toda la infraestructura que se requiere para evitar los constantes apagones que tanto daño causan a los habitantes de esa región.
Pero no. La señora Sansores no solamente no volvió a hablar del tema, sino que para no incomodar a su gurú tabasqueño, quien entonces era el presidente de la República, jamás de los jamases se atrevió a exigirle, ni en público, ni en privado, que aportara su parte para resolver ese ancestral rezago que tanto afecta a los atastecos.
Eso sí, en sus recurrentes discursos repletos de lamentos y reproches a los “corruptos del pasado”, siguió culpando a todos sus antecesores de no haber logrado abatir los rezagos que nos han restado competitividad ante nuestros estados vecinos, y que han impedido también que vengan a instalarse nuevas empresas. Y no hablemos de los daños económicos que sufren nuestros hermanos de la Península de Atasta cada vez que se registran cortes al suministro y se queman sus electrodomésticos o se funden sus focos.
Lo que no dice, lo que no explica ni tampoco aclara es porqué ella anuncia una inversión para empezar a abatir uno de esos tantos rezagos, pero después recula, se arrepiente y quizá se clava el dinero, pues jamás inició la obra.
Por eso es que las protesta que durante cuatro días realizaron los afectados, con el bloqueo a esa neurálgica carretera, no solo tuvo razones justificadas, sino que sirvió para evidenciar una más de las mentiras de la farsante mandataria, y ha puesto en la discusión pública qué pasó con los 120 millones de pesos anunciados para esa indispensable obra. ¿Quién se quedó con el dinero?
Consciente de su negligencia, sabedora de su ineptitud y temerosa de las reacciones del pueblo al ser evidenciada incluso como defraudadora, pues nunca ha dicho qué pasó con esos 120 millones de pesos, la nefasta y sacatona Layda Sansores evitó escuchar el llamado de los atastecos para que se presentara personalmente a dialogar.
Dejó correr los días, hasta viajó en clase premier para irse a pasear, se dio tiempo para hacer el ridículo en la Plaza de la República para tomar sus “clases de box” (como si no tuviera decenas de guardaespaldas cuidándola hasta de la caca de los kauises) y después, una vez que la CFE le comunicó que ya estaba enviando los primeros equipos disque para construir la subestación eléctrica, envió a su secretaria de Gobierno Elisa Hernández Romero a “dialogar” y llegar a acuerdos.
Lo cierto es que los pobladores de Nuevo Progreso, San Antonio Cárdenas y Atasta, acordaron poner fin a la paralización del tráfico vehicular en la carretera federal, luego de que cuadrillas de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) llegaran a calibrar el voltaje del suministro eléctrico para solucionar el problema de los apagones.
El compromiso de la secretaria de Gobierno, Liz Hernández para ir a supervisar cada 15 días los avances de la obra, no tiene nada que ver con la subestación sino con su desesperada campaña anticipada para crecer en las encuestas y ver si así la empiezan a querer los carmelitas.
¡Qué bajeza de gobernadora al utilizar una verdadera necesidad del pueblo que se resolverá con recursos públicos, para proyectar a una candidata que simplemente no crece porque carece de personalidad propia! Y está por verse si construirá la subestación, o seguirá haciéndose pata como lo ha hecho estos 43 meses de nefasto gobierno.