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EXPEDIENTE | NO HUBO ESPALDARAZO DE SHEINBAUM

Insulsa resultó la gira de la presidenta Claudia Sheinbaum del pasado fin de semana. Estuvo el sábado en Santo Domingo Kesté, Municipio de Champotón, una comunidad de exrefugiados guatemaltecos, donde entregó tarjetas de bienestar a población indígena, y el domingo visitó Ciudad del Carmen para anunciar la próxima inauguración del pomposamente llamado hospital Gineco-Pediátrico.

Fue una gira de trabajo como las que acostumbra realizar la mandataria federal los fines de semana. Recorre un circuito regional (en este caso Quintana Roo, Yucatán y Campeche), con una visión temática (que en este caso fue la salud), y que no tiene nada que ver –su gira– con el afecto que le tenga o no a los mandatarios de esas entidades.

En este tenor, tiene que destacarse que su presencia en Campeche no tiene ninguna relación con su amistad con la gobernadora Layda Sansores, como tampoco con Huacho Díaz en Yucatán o con Mara Lezama en Quintana Roo. Tampoco tuvo ninguna deferencia especial para ninguno de ellos. A lo mucho logró obligar a que la mandataria campechana trabajara en sábado y domingo. Ya sabe usted, apreciado (a) lector (a), que todos los fines de semana viaja fuera del terruño.
Lo que sí hay que destacar es que Sheinbaum Pardo no perdió tiempo en respaldar la desigual lucha que Sansores San Román tiene contra los medios de comunicación y contra los periodistas de Campeche.

Desigual lucha, decimos, porque ella tiene todo el poder del Estado, y cuenta con el favor de los jueces y magistrados, para aplastar a sus adversarios, así se valgan de resolutivos que violentan los derechos humanos y pisotean los principios consagrados en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Tiene el poder y lo está utilizando para satisfacer su ancestrales rencores y deseos de venganza.

No abordó públicamente Claudia Sheinbaum el tema de los ataques de Layda Sansores San Román contra la libertad de expresión ni de su política de censura contra los medios. Evitó pronunciarse aquí de ese tema y sin duda alguna que hizo lo correcto. Está consciente de que lo que hace la mandataria campechana riñe con los postulados de la llamada 4T.

Lo que sí dijo la presidenta es que escuchó en privado los argumentos de la mandataria. En aras de demostrar que vivimos en un país igualitario y justo, Sheinbaum Pardo debió escuchar también a la parte afectada, para tener una visión integral y real del tema. Si se va solamente con la versión de la parte represora, seguramente que se formará una idea o conclusión incompleta y amañada. Usted sabe, si los caníbales hicieran las leyes, no sería delito comer carne humana.

No hubo pues, un espaldarazo. Tampoco inauguró obras, ya que esta inoperante Administración estatal solo ha repintado de guinda las acciones de sus antecesores, y lo más que pudieron hacer fue anunciar cosas que van a hacer en el futuro, como lo del hospital Gineco Pediátrico, la planta de tratamiento de aguas residuales en Ciudad del Carmen, y otra ampliación de su malecón.

Evitó atacar de frente el problema del impago de Pemex a sus proveedores, anunciando que en agosto saldarán esas deudas, para las cuales no se cuenta con el dinero. No olvidemos que en enero prometió que el tema de resolvería en marzo, pero no cumplió, por lo que la crisis en Carmen ha empeorado.

Comprobó también que la gobernadora de Campeche miente, porque Sansores había dado por hecho desde hace varias semanas que no se le adeudaba nada a nadie. Quien miente una vez, por lo común miente siempre, aunque con cinismo acuse a otros de ser mentirosos.

Lo que debe destacarse en este tema, es que el empresariado carmelita ya no le cree y sabe que no cuenta con su apoyo. Si bien es cierto que los dirigentes empresariales se postraron de rodillas ante la autoridad presidencial y desterraron de su discurso cualquier reclamo por el impago, los demás proveedores demostraron que están hartos de las mentiras, y desde hace varios días están tapizando la bella Isla de Tris con sus airados reproches.

Seguramente que no expresan todo lo que sienten y piensan de la mandataria estatal, porque saben que los demandarían por delitos de incitación al odio y a la violencia, como acostumbra hacer en todos los desacuerdos.

Ante la falta de resultados y el repudio ciudadano a la anfitriona, la visita resultó insulsa. No daba para más.

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