AQUÍ Y AHORA: DIÁLOGOS EN EL INFIERNO.
Por: Manuel R. Gantus.
Exactamente en la calle Juárez entre Av. Ruiz Cortines y Av. Miguel Alemán, estaba la presidenta municipal, la señora Bibelot, que estaba en su segundo periodo del Gobierno Municipal y que prometía ser peor que el anterior…Estaba nerviosa y mirando hacía todos lados, buscaba sin encontrar al otro citado para dialogar entre ellos, en su camino al infierno…
Una voz fuerte y firme la cuestiono’: ¿Señora presidenta, en dónde está su pareja diabólica para aclarar lo que es necesario hacer?
¿Pues no lo sé, mi respetado Satanás…o debo mejor llamarte Belcebú?
Como tú quieras, señora presidenta, eso no importa, lo que si es necesario que usted aclare cómo es posible que en ésta calle, justo entre sus pies, exista esta alcantarilla abierta de la cual brotan pestilentes líquidos, en tecnicolor, desde hace dos años a la fecha, sin que su desgobierno haya solucionado este foco de infección y sólo a unos metros del edificio de consultorios médicos en franco contraste entre ese asco de putrefacción y las oficinas de los doctores hasta los cuales, seguramente llegan los efluvios…y no precisamente a olor de rosas. Un diablillo menor me informó que para ésta pasada navidad, algún ciudadano sembró una rama de un arbusto en esa cloaca, como si se tratara de un árbol de navidad…como clara burla a los creyentes, aunque para nosotros los diablos resultaba muy simpático…Por lo menos ese arbusto serviría también para evitar que algún transeúnte, o carro, cayeran en ese hoyanco de atroz pestilencia.
Y así pasaron dos años sin que su gobierno hiciera algo al respecto…y eso que las oficinas recaudatorias del gobierno municipal están a sólo unas cuadras de esta alcantarilla rota.
La señora Bibelot, enrojecida, en parte, por los reclamos de Satanás y también por el infernal calor que la hacía sudar copiosamente y temerosa por lo que estaba por pasarle, le confío al tal Satán: Mi querido Príncipe de las Tinieblas, usted no está para saberlo pero tengo mayores problemas que una triste alcantarilla rota. Precisamente en la colonia Bosques de Campeche, los moradores de la misma, me atosigan para que les resuelva un añejo problema secundario a un terreno baldío, que se ha convertido en un problema de Salud Pública secundario a la fauna nociva (cucarachas,ratones,ratas,perros callejeros,etc.), que si bien esto existe desde hace más de veinte años, nadie de mis antecesores solucionó, incluyéndome a mí.
¡Hace más de un año me apersoné’ y me enteré del problema y prometí resolverlo…y no lo hice!
Ahora me reclaman y estoy tratando de engañarlos una vez más, haciendo como que limpiamos…lo que ocasionó que toda esa fauna nociva se trasladara a las casas de los habitantes de esa colonia mártir y con nuevos animales como el caso de una serpiente de cascabel (tenemos fotos) … ¡Y me culpan a mí, como si mía fuera la culpa!
Y me reclaman que antes de iniciar el nuevo engaño, se debió prevenir ese cambio de domicilio de la fauna nociva, eliminándola antes, o cuando menos, al mismo tiempo del inicio de la semilimpieza de ese predio grandote.
¿Qué te parece, mi buen Satán?
El príncipe de las tinieblas, echó humo, mucho humo, se pedorreo con olor
a alcantarilla, y le dijo a la señora Bibelot, que los habitantes de Bosques son quienes tienen la razón y punto.!
Y en esos momentos tres niños, se pusieron a gritar porque en esa pestilente alcantarilla, vieron varios pescaditos nadando en esas aguas de la cloaca…¡y así era, los habían!
Y el mismo Satán fue testigo de la maravilla que Dios les había enviado a ambos, presidenta y diablo:
¡Había vida en una cloaca!
Satán ya endiablado y muy enfurecido, le reclamó a la presidenta con gritos con olor a caca, ¿que’ en dónde estaba quien la acompañaría al Averno?
Ella, encaminándose lentamente y muy sudorosa le contestó: mi compañero no pudo venir porque desde los jueves ya no se le encuentra en la rectoría de la UAC.
¡El diablo se incendió más y le ordenó a la presidenta que entrara ya a su terminal residencia!
Aclaración
Por la falta del rector, este no fue un diálogo…el diablo no cuenta, sólo los humanos…
¡Y el rector tendrá que asistir!
Fin.