Apodología
Si Cabecita de Algodón fuera ahorita opositor y mantuviera su discurso agresivo, ya estuviera en la cárcel, con decenas de medidas cautelares por violencia estética, o de género, o de odio o lo que se les ocurra…
Doña Chela estaba muy preocupada en la reunión vespertina con sus amigos del Parque Principal. Esperaba la llegada de don Julián, el gurú del grupo, y del poeta Casimiro, el más letrado de sus contertulios, para preguntarles cómo debía decirle ahora a su comadre la “flaca”, a su compadre “el gordo”, y su amigo “el negro” sin incurrir con ello en “violencia estética”.
–Yo no sé si un exgobernador a quien conocían popularmente como “El Purux” va recurrir a las autoridades judiciales para demandar a todos los campechanos que se dirigían a él con ese apelativo, o si “El Chaparro”, que es un voceador de periódicos va hacer lo mismo para sacarle unos pesitos a sus malquerientes” reflexionaba doña Chela.
El bolero don Memín fue el que lo sacó de sus profundas cavilaciones. “Para que esas demandas procedan tienen que ser políticos, y además de eso, ser del partido gobernante, porque si son de la oposición, les podrán decir nacos, tarados, retrasados mentales, locos y hasta asesinos, pero ninguna autoridad judicial va fallar a su favor. En nuestro país la justicia está politizada, lo que quiere decir que está al servicio de los políticos” disertó.
–Estoy pensando muy seriamente en hacer mi tesis sobre la nueva perspectiva judicial de la “Apodología”, respondió parsimoniosamente el poeta Casimiro, y eso significa la “ciencia que estudia los apodos”. Mi objetivo es determinar cuándo sí se incurre en violencia estética, cuándo se violenta a las personas en razón de su género, y cuándo simplemente se dicen esos apelativos por costumbre, tradición e incluso por cariño”.
–Yo recuerdo que el fundador de ese Movimiento en el que militan los ahora gobernantes, intervino venenosamente don Julián, solía colgarle adjetivos calificativos a sus oponentes, y cuando éstos reclamaban que los ofendía o insultaba, se salía por la tangente argumentando que no los ofendía, que “solo los está describiendo”. Seguro estoy que si Cabecita de Algodón fuera en estos momentos opositor y mantuviera ese discurso agresivo que le conocemos, ya estuviera en la cárcel, con decenas de medidas cautelares por violencia estética, o de género, o de odio o de lo que se les ocurra esta semana. El expresidente no hubiera podido jamás ser oposición con este Gobierno, ya lo hubieran silenciado”.
–Muy emotivas y convincentes sus palabras, refunfuñó molesta doña Chela, pero nadie hasta el momento me ha dicho si le puedo decir “flaca” a mi comadre, “gordo” a mi compadre y “negro” al vecino de enfrente que al parecer tiene antecedentes caribeños. No quiero ir a la cárcel, ni quiero que me prohíban expresarme. ¡Que alguien me oriente!” exclamó.