EXPEDIENTE | CLAUDIA NO QUIERE A LAYDA
Son tantas las demostraciones del desafecto de la Presidenta de la República, Claudia Sheinbaum Pardo, para con la gobernadora de Campeche, la nefasta Layda Elena Sansores San Román, que ya se encendieron los focos de alerta en su equipo de asesores y empieza a cundir el pánico entre sus colaboradores, que tienen la cola y las uñas más largas.
Vaya, si la corrupta Sansores San Román ideó “empatar” un sexenio de ensueño (para ella y sus colaboradores, no para el pueblo), y creyó que por ser del mismo partido, por haberla cortejado en la campaña y desviado recursos públicos para asegurar su triunfo en las urnas, se había ganado una carta de impunidad, habrá que aclarar que la situación no es como ella piensa.
Para empezar, debería observar su realidad. Amplísimos segmentos de la población la repudian, porque la conocen y observan pasmados que le importa un bledo el desarrollo de Campeche. Ella está en lo suyo: los millonarios negocios y lujosos paseos. Es riquísima, pero pretende más. Es desmedida su ambición económica.
El recorte de casi mil 700 millones de pesos federales para Campeche en el Presupuesto de Egresos 2025, es una bofetada a capela, sin guante blanco ni alguna telita que aminore el golpe, que es devastador. Terrible. De efectos demoledores para la sociedad campechana, que no ha escuchado de la corruptísima mandataria la mínima protesta.
En la decisión federal se aprecia el contundente mensaje de que la gobernadora Sansores San Román no es del agrado de la señora Presidenta. Y no lo es, por el enorme daño que ha causado a Morena la información que ha trascendido en torno a su alarmante corrupción, descarado nepotismo, grave tráfico de influencias, desmedido desvío de recursos y amplio encubrimiento a los funcionarios pillos de este nefasto Gobierno de Todos los Corruptos Sansores.
Las señales de desdén que le han enviado a la corrupta Sansores San Román iniciaron desde la integración del equipo del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) de Morena. Incluyeron a Manuel Zavala Salazar, a pesar del veto que le quiso imponer la senecta gobernante, y pese a los berrinches posteriores que protagonizó. No le hizo caso Luisa María Alcalde. Ergo, no tiene buena relación con la dirigencia de su partido.
Luego vino el regaño presidencial por los desmedidos derroches en este Gobierno de Todos los Corruptos Sansores. Se escuchó claro y fuerte el mensaje —¿o fue advertencia?— de que Sheimbaum Pardo no avalará lujos, ni derroches, ni camionetotas, ni guaruras, ni extravagancias, como las que acostumbra la hija del Negro Sansores, junto con su horda de saqueadores encabezados por Marcela Muñoz Martínez, su sobrino Gerardo “Seso Loco” Sánchez Sansores y su hermanita Laura.
Claudia Sheinbaum sabe del excesivo amor que le prodiga Layda Elena a la Momia Guanajuatense. Está enterada de las causas de ese antinatural apego y ha recomendado que se corrija la situación, pero la gobernadora ha sido terca y enfática: con Marcela nadie se mete. Y ha pasado por alto las advertencias de que se encuentra en la vía equivocada.
Otra muestra del desapego de la Presidenta para con la gobernadora de Campeche se dio cuando no incluyó a ninguno de sus recomendados en el gabinete. Ni en el legal, ni en el ampliado, ni en el de los “secretarios B”. Va, ni siquiera en funciones de intendencia, y sí le incrustó, por ejemplo, en cargos de importancia, a personajes como José Antonio Arce y Escamilla, como titular de la Coordinación del Corredor Económico del Bienestar en la zona del Corredor Maya, que comprende los Estados de Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo.
Ahora vino el recorte presupuestal. El gasto federalizado para Campeche en 2025, será menor que el de este año por concluir, cuando nos otorgaron 23 mil 920.1 millones de pesos. Para 2025 serán 23 mil 397.4 millones de pesos, es decir, nos quitaron 522.7 millones de pesos, un 6.2 por ciento, y somos la segunda entidad con el recorte más alto.
Además, las aportaciones federales para 2025 serán 14 por ciento inferiores que las de 2024. Este año autorizaron 11 mil 339.2 millones de pesos, y para el año siguiente serán 10 mil 168.9 millones de pesos, es decir, mil 170.3 millones de pesos menos.
Lo peor de todo es que la sinvergüenza y mentirosa gobernadora de Campeche tiene las manos atadas para exigir un mejor trato federal. Sus diputados y senadores morenistas son tan serviles, que siguen sin levantar la voz por esta injusticia. ¿Y a quién habrían de pedirle el favor? No olvidemos que los líderes de Morena en la Cámara de Diputados y en el Senado, Ricardo Monreal Ávila y Adán Augusto López Hernández, aborrecen a Layda Sansores.
No olvidemos tampoco que con los legisladores federales campechanos de oposición —cuatro senadores y cuatro diputados federales— la relación de la anciana mandataria ha sido de confrontación directa, pues a todos los quiso encarcelar. Ahora tendría que ser muy cínica para demandarles que exijan más recursos para que ella los malgaste en sus ocurrencias y extravagancias.
Tampoco podría movilizar a la ciudadanía, pues la percepción que tiene la mayoría de los campechanos respecto del manejo del presupuesto estatal, es que se hace en completa opacidad, sin información sobre el destino del mismo, y sin que se vea qué se está haciendo con tantos miles de millones de pesos. En esta circunstancia, hay que señalar que los diputados de su partido han sido cómplices, por ser omisos en exigirle cuentas.
En este contexto, si este año tendremos casi mil 700 millones de pesos menos, también debemos entender que la presidenta Sheinbaum Pardo no le otorga más dinero a la gobernadora Sansores San Román porque no confía en ella. Es evidente que está enterada de todas las triquiñuelas en que han incurrido ella, sus familiares, parientes y colaboradores más cercanos. Eso es innegable.
Marchando las cosas en ese sentido, debemos asumir que las autoridades federales ya investigan el destino de todo el dinero aportado a Campeche en tres años, más de 75 mil millones de pesos que no se ven por ninguna parte, ni en obras, inversiones, apoyos o infraestructura.
Habrá que sumar a esto las carpetas de investigación que tiene la corruptísima Layda Sansores en la Fiscalía General de la CDMX, por los multimillonarios desvíos de recursos que se le imputan cuando fue alcaldesa de la Álvaro Obregón. No perdamos de vista que esa delegación hoy la preside Javier Gómez Cazarín, hermano del difunto Alejandro, el expresidente del Congreso campechano defenestrado durante su convalecencia final por la ingrata mandataria. Otra afrenta que le van a cobrar.
La bravucona mandataria se quedó sin palancas políticas, ni amigos a quienes recurrir. Por eso, para la entidad el presente es tan negro como la corrupta y voraz familia Sansores. El futuro se perfila desfavorable, sin fuentes de empleo ni perspectivas de negocios o industrias. No ha habido gestión, ni estrategias, ni metas. El de Layda Sansores es un Gobierno fallido, fracasado, sin rumbo. Perdido y mentiroso.
Fuera de los programas federales, que están etiquetados y se dispersan cada dos meses, el destino del resto de la derrama federal para Campeche sigue siendo un misterio, y como no se ve por ningún lado, cada vez más crece la convicción de que se lo robaron. No hay de otra, porque además es nula la transparencia.
Qué futuro tan cruel heredarán las nuevas generaciones de campechanos, que deberán pagar las consecuencias de haber tenido una gobernadora ineficiente, negligente, corrupta, frívola, mentirosa, argüendera y cínica, que tiene que hacer un circo con sus rencores y venganzas personales para ocultar su fracaso en promover el desarrollo del Estado y propiciar la unidad, la tranquilidad y la paz.
Layda Sansores es una desgracia para Campeche y los campechanos, sin asomo de duda.